I
Te entregué mi piel
más fresca
que el alba
hice correr
mi mente y mi alma
a tu par
II
Me intoxicaste con tus humos dulces
me diste de tomar
el hollín de tu lengua
y no me pude escapar
III
De tu palabra perversa
no pude desatar los nudos
de tu lógica perfecta
no pude sacar ni una puta canción
VI
Mientras me lamo las heridas
resplandecientes
el pecho todavía me duele
todos los relojes del mundo
se estallaron aquí
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