Era ya de noche.
El le preguntó dónde se alojaba, para llevarla en coche.
Le respondió tímidamente que todavía no había buscado hotel
y que la maleta la tenía en la consigna de la estación.
Ayer mismo había tenido miedo de que, si la invitaba a visitarle en Praga,
viniera a ofrecerle toda su vida.
Cuando ahora le dijo que tenía la maleta en la consigna,
se dio cuenta de inmediato de que en esa maleta
estaba toda la vida de ella
y de que la había dejado momentáneamente en la estación
antes de ofrecérsela.
Milan Kundera
No hay comentarios:
Publicar un comentario