El dios de los cristianos, Dios de mi infancia, no hace el amor. Quizás es el único dios que nunca ha hecho el amor, entre todos los dioses de todas las religiones de la historia humana. Cada vez que lo pienso, siento pena por él. Y entonces le perdono que haya sido mi superpapá castigador, jefe de policía del universo, y pienso que al fin y al cabo Dios también supo ser mi amigo en aquellos viejos tiempos, cuando yo creía en Él y creía que Él creía en mí. Entonces paro la oreja, entre la caída del sol y la caída de la noche, y me parece escuchar sus melancólicas confidencias.

Eduardo Galeano.

domingo, 20 de septiembre de 2009

fruta mordida




Sangran flores muertas

Amortajadas en las sábanas del pasado

Gotas de cíclica existencia

No hay retorno desde el olvido


Arde la tierra oculta

Un dios escucha crepitar

Los restos de la gran costumbre

Grises anacronías vivientes


Sufre paloma negra

Le duele la libertad pura

Cuando sus ojos se llenan de horizontes

Ante el cuerpo de la jaula rota


Trae la muerte dulce néctar

Sudando sucias eternidades

Desaparece solitaria cuando llega

Es un frío infinito que se convierte en tiempo



Georgina

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