El dios de los cristianos, Dios de mi infancia, no hace el amor. Quizás es el único dios que nunca ha hecho el amor, entre todos los dioses de todas las religiones de la historia humana. Cada vez que lo pienso, siento pena por él. Y entonces le perdono que haya sido mi superpapá castigador, jefe de policía del universo, y pienso que al fin y al cabo Dios también supo ser mi amigo en aquellos viejos tiempos, cuando yo creía en Él y creía que Él creía en mí. Entonces paro la oreja, entre la caída del sol y la caída de la noche, y me parece escuchar sus melancólicas confidencias.

Eduardo Galeano.

viernes, 12 de octubre de 2012

Carta de presentación en forma de adivinanza


(mecanogrofiado hallado en un archivo de word no muy muy lejano)




Puede pasar horas de angustia por perderse una luna llena. Muere de pánico ante los malos augurios de locos callejeros. Un poco Pizarnik, un poco Cosmopólitan, pero ninguna de las dos. Se indigna ante lo que no comprende, se enfurece contra la nada y se deja llevar por la autocompasión. En algún momento se da cuenta de su egoísmo y vanidad y de pronto se convierte en un ser altruista que regala hojitas secas y escucha confundida una y otra vez. Las personas que la arrancan de su melancolía causándole una carcajada inesperada se ganan todo su respeto. ¿Quién es?

La vida es un tango...

Toda una ciudad es capaz de cambiar de personalidad espontáneamente en el espacio de una hora, y no se trata de un carnaval como en Sudamérica, se lo toman muy en serio, como en un trip de ácido.