El dios de los cristianos, Dios de mi infancia, no hace el amor. Quizás es el único dios que nunca ha hecho el amor, entre todos los dioses de todas las religiones de la historia humana. Cada vez que lo pienso, siento pena por él. Y entonces le perdono que haya sido mi superpapá castigador, jefe de policía del universo, y pienso que al fin y al cabo Dios también supo ser mi amigo en aquellos viejos tiempos, cuando yo creía en Él y creía que Él creía en mí. Entonces paro la oreja, entre la caída del sol y la caída de la noche, y me parece escuchar sus melancólicas confidencias.

Eduardo Galeano.

lunes, 1 de noviembre de 2010




La mayoría de las personas que conocemos no nos inspiran más que indiferencia; de modo que cuando en un ser depositamos grandes posibilidades de pena o de alegría para nuestro corazón, se nos figura que pertenece a otro mundo, se envuelve en poesía, convierte nuestra vida en una gran llanura, donde nosotros no apreciamos más que la distancia que de él nos separa.

Marcel Proust

1 comentario:

carolina rosales zeiger dijo...

aaaay, romántica.
estabas escondida acá.
yo lo sigo intentando pero parece que el mundo bloguero no es para mí.

a mi me gusta el bigotito de proust, y aunque en un punto es lo menos sexy que pudo haber existido, confieso haber soñado alguna vez con echarme un polvo con él.
en fin, “las chicas de letras se masturban así“.

(perdón por teñir tu posteo romántico de calentura pornográfica)