El dios de los cristianos, Dios de mi infancia, no hace el amor. Quizás es el único dios que nunca ha hecho el amor, entre todos los dioses de todas las religiones de la historia humana. Cada vez que lo pienso, siento pena por él. Y entonces le perdono que haya sido mi superpapá castigador, jefe de policía del universo, y pienso que al fin y al cabo Dios también supo ser mi amigo en aquellos viejos tiempos, cuando yo creía en Él y creía que Él creía en mí. Entonces paro la oreja, entre la caída del sol y la caída de la noche, y me parece escuchar sus melancólicas confidencias.

Eduardo Galeano.

viernes, 24 de julio de 2009

Secuencia


I

No se encontraban en sus ojos

pero las noches de vez en vez

les estaban cobrando algo más que el clímax.


II

Por algún motivo

ese cuarto le hizo pensar en revoluciones

y por instantes, corporizaron la lucha de clases.


III

Causas y consecuencias

una serie de hechos y duchas

y un silencio incómodo les hizo pensar en el destino


IV

Se besan, se entregan

hasta acabar con mucho menos que amor,

pura vulgaridad hedonista.


V

El pasado todavía giraba en sus pieles

pero en un ritual primitivo

quemaban en cada cigarrillo un recuerdo.


VI

La lámpara del Guernica de Picasso

los alumbraba de forma tenue

Y sus cuerpos se llenaban de simbolismos.


VII

Dos manos pequeñas

para acariciar dos senos pequeños

Trompeta, piano y bajo se ocupaban de lo demás.


VIII

Toda una cosmología vacía

una coartada ante el mundo

de los alaridos entre tres espejos


IX

Las noches hacían espirales a contrahorario

Por momentos pretendían hacer literatura

pocas otras cosas se podían hacer con esas vidas.


X

Sus palabras se llenaron de pesadumbre

Con un silencio en las pupilas

procuraron que el tiempo fuera protagonista.




Georgina

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