El dios de los cristianos, Dios de mi infancia, no hace el amor. Quizás es el único dios que nunca ha hecho el amor, entre todos los dioses de todas las religiones de la historia humana. Cada vez que lo pienso, siento pena por él. Y entonces le perdono que haya sido mi superpapá castigador, jefe de policía del universo, y pienso que al fin y al cabo Dios también supo ser mi amigo en aquellos viejos tiempos, cuando yo creía en Él y creía que Él creía en mí. Entonces paro la oreja, entre la caída del sol y la caída de la noche, y me parece escuchar sus melancólicas confidencias.

Eduardo Galeano.

miércoles, 16 de diciembre de 2009

951





951
-Tuve que cerrar la puerta del pasillo. 
Han tomado parte del fondo.

Julio Cortazar…

La casa era fucsia y estaba tomada, (gracias julito…)
Éramos cuatro, reunidos en nombre de uno sólo, el ausente…
Padre Pablo, el mayor de los habitantes, intercesor de los mortales rugió invocando la presencia… y era la hora de empezar… con las cuatro presencias ausentes y la única ausencia presente.
Rodolfo tenia las manos rojas de tanto hacer política que no era política, porque la política era un martillo que construía mesas o rompía cabezas pero ahora era pincel, y el movimiento era pintura… pintura roja, de un movimiento pragmático.
Los mates fueron horribles y el pan efímero, pero Soledad esperaba la noche y la espiaba detrás de un flequillo demasiado corto que a nadie molestaba… y la noche, entregadísima, a ella esperaba ocultándose detrás de las cartas egipcias… las ruinas y otra vez la construcción, así es el tarot mi amor… como un retorno cíclico.
-Quedémonos que la noche espera bellezas…- Padre Pablo abrigaba a Minerva, la sucunsu, fiel protagonista de haiku improvisado: “gata negra, ojos amarillos, la casa sola, soooola”
Tolstoy y Lenin acudieron a la cena sin comida, Buda y Jesucristo nos habían abandonado antes de las once… Y la noche esperaba, Russell esperaba mientras Baudelaire nos citaba en un café…
Matando al futuro, enfriándonos como un té sin azúcar, y conociendo al amor como algo cada vez menos corriente. Habrían caído pequeñas flores amarillas desde el cielo, si el realismo mágico fuera lo nuestro…
En un silencio acelerado cerramos la puerta de adelante, discutida llave habría sido ella, y robamos todos los edificios, habríamos sido nosotros, o Venus… Fue la niebla.
Ya desde lejos, sueltos, quedamos cautivos en una foto nublada…
La unión había desaparecido, pero todavía la pregunta se mezclaba con la neblina y el humo… qué hacer con el floripondio… como si eso importara
¡¿Qué han hecho de nosotros?!




Georgina
Julio 2007

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