El dios de los cristianos, Dios de mi infancia, no hace el amor. Quizás es el único dios que nunca ha hecho el amor, entre todos los dioses de todas las religiones de la historia humana. Cada vez que lo pienso, siento pena por él. Y entonces le perdono que haya sido mi superpapá castigador, jefe de policía del universo, y pienso que al fin y al cabo Dios también supo ser mi amigo en aquellos viejos tiempos, cuando yo creía en Él y creía que Él creía en mí. Entonces paro la oreja, entre la caída del sol y la caída de la noche, y me parece escuchar sus melancólicas confidencias.

Eduardo Galeano.

viernes, 16 de octubre de 2009

el infierno de los lujuriosos




Entonces, a través del vapor que ya se desleía, vi un estanque inmenso en el cual, hundidos hasta las rodillas, vegetaban millares de hombres y mujeres desnudos. Y digo “vegetaban”, porque tal idea sugerían aquellos torsos inmóviles pero abrazados entre sí, unidos hasta la tortura según todas las formas imaginables del amor, incrustados los unos en los otros y apretándose como las mil ramas de una floresta

Leopoldo Marechal (Adán Buenosayres)

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