El dios de los cristianos, Dios de mi infancia, no hace el amor. Quizás es el único dios que nunca ha hecho el amor, entre todos los dioses de todas las religiones de la historia humana. Cada vez que lo pienso, siento pena por él. Y entonces le perdono que haya sido mi superpapá castigador, jefe de policía del universo, y pienso que al fin y al cabo Dios también supo ser mi amigo en aquellos viejos tiempos, cuando yo creía en Él y creía que Él creía en mí. Entonces paro la oreja, entre la caída del sol y la caída de la noche, y me parece escuchar sus melancólicas confidencias.

Eduardo Galeano.

viernes, 27 de noviembre de 2009

Happy new year



Mira, no pido mucho,
solamente tu mano, tenerla
                            como un sapito que duerme así contento.
Necesito esa puerta que me dabas 
                 para entrar a tu mundo, ese trocito
              de azúcar verde, de redondo alegre.
¿No me prestás tu mano en esta noche
     de fin de año de lechuzas roncas?
                                                   No puedes, por razones técnicas.
Entonces la tramo en el aire, urdiendo cada dedo,
                                          el durazno sedoso de la palma
                      y el dorso, ese país de azules árboles.
Así la tomo y la sostengo,
                  como si de ello dependiera

                                     muchísimo del mundo,
la sucesión de las cuatro estaciones,
                              el canto de los gallos, el amor de los hombres.

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